EL SILOGISMO, DE SEGURO TE PASÓ.

Es cierto, no lo niego. Hace un tiempo atrás -para ser exactos en diciembre del 2003- yo era un "ex" estudiante de Colegio, y sincerémonos, luego de unos arduos años de estudio una persona que egresa de estos Centros de Estudios en donde la dinámica es totalmente diferente a lo que viene, el objetivo principal es -o debería serlo, a no ser que tengas un futuro de narco como me comenta mi prima jejeje- prepararse arduamente para ingresar a una Universidad, más aún si vuestro deseo es estudiar Medicina Humana. Sin embargo esto no sucede en la mayoría de los casos.
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El análisis en concreto es el siguiente, lo cual proviene de una serie de dudas y respuestas filosóficas que bien podrían ser típico de los grandes filósofos de otras épocas, con sus 3 famosas preguntas: ¿De dónde venimos?, ¿Quiénes somos? y ¿Hacia dónde vamos?

Un muchacho(a) que sale hacia un nuevo estilo de vida, cambia de casa, aprende que la palabra "dormir" se va borrando de su léxico y la palabra "estudiar" se repite en su entorno más de 50 veces por día, quien por así decirlo "vive, come, viaja y hasta duerme con los libros", quien recién sabe lo que es el término "gastritis o úlcera", quien de repente sufre por 1º vez en su vida una "crisis de pánico", y que por supuesto pasa muchas horas en la Academia, donde muchas veces tiene como compañeros de asiento a aquellos que ya tienen 4 o 5 años allí y tú te preguntas ¿qué hacen aquí? ¿Acaso no pensaron en otra carrera?, y sólo te dignas a verlos en silencio, sabiendo que en el diario vivir son punto y coma de burlas y pitorreo de los profesores, que les prometen que el próximo año se graduaran sí o sí de "Académicos".

¿Qué pasa por la cabeza del "recién egresado" del Colegio? En realidad busco en este momento una sola palabra que defina "TODO" el cúmulo de sensaciones, emociones, preocupaciones y hasta obsesiones que vivimos en este único e incomparable instante de la vida, y sinceramente, no es que no se me ocurra, sino que empiezo a cavilar seriamente de que, esta palabra, aún no se ha inventado.

Sin embargo sí se me vienen a la cabeza una mixtura de términos, tan frescos como el de aquellos helados que venden en el Jockey -2º piso- y entre ellos están la ansiedad, la duda, la intranquilidad, la depresión, el insomnio, la neurosis, la inquietud y la desazón de ver aquél contraste tan real de notas que esperabas obtener en un simulacro de la UNMSM y el obtenido, en aquellas blancas y puras hojitas pegadas en la pared de tu academia favorita.

A todo esto, he llegado a la singular conclusión, de que el reto del estudiante, actual postulante y futuro ingresante, depende en gran parte del entorno en el que se desenvuelva, del lugar en que se prepara, del colegio del cual procede, del ánimo y entusiasmo actual que le ponga a la preparación, de lo "picón"que pueda ser, de la cantidad de exámenes "tipo" pasados que se haya resuelto exitosamente -en relación a la carrera que elija, si es Medicina, un exclusivo son los de San Marcos-, de la casa o departamento en el que vive actualmente, de la cantidad de personas que viven en él, de la capacidad de concentración -incluye estar o no pololeando-, de lo que come -si es que aún come- y por supuesto de una buena dosis interna de motivación personal.
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Esto último será tu mejor arma -que insospechablemente- te llevará a obtener tus más osadas y atrevidas metas.
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"Ejercita tu cerebro, aún estás a tiempo"
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Autor: Aldo Luyo Rivas

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